sábado, 5 de septiembre de 2009

Ya no arden...


Al contarte que mis ojos se han caído
no es para romper el hielo,
es porque se me han caído al piso
como cuentas de rosario,
no te apures, no servían,
reventaron porque
ya estaban muy llorados,

además los niños,
los pequeños que en todo
encuentran vida,
juegan con ellos como juegan
al balero o al trompo,
los ruedan por el suelo
y entre risa y risa escucho
como suena angustiada mi mirada,
y no la entiendo,
el suelo y ella siempre andaban juntas
desde que te fuiste, con tu ausencia
supe que eran parientes,

la oscuridad nunca me dio miedo,
-por ello ni te angusties-
ahora que mis ojos ruedan
de las manos de los niños hasta el suelo
han sufrido el contagio de la vida,
ruedan y se llenan de arena,
chocan con tu ausencia
pero ya no arden ni reflejan
tu mirada en la retina,
son de vidrio,
ya no sufren,
ya no lloran,
ahora alegran otras vidas,
por lo menos, por lo menos
hasta que de nuevo se revienten…


Due ® 4septiembre09

3 comentarios:

Zarela Pacheco Abarca dijo...

Estremecen las palabras con su dura canción. Un cariño amigo poeta.

Magdalena Albero dijo...

Impresionante, hermoso, sobrecogedor...

Un magnífico poema.

Mi admiración y un fuerte abrazo

José Antonio Fernández dijo...

Un gusto encontrate,francisco.
Has escrito un poema con palabras de la calle, sin florituras, pero duro, que hace pensar.
Seguiré leyendote.
Saludos.