viernes, 8 de agosto de 2008

Me se perfecto...


El azul profundo de tus ojos
y tu mirada como mar en calma,
el rincón perverso del nido de mis besos
-ese que está entre tu cuello y los oídos-,
el castigo justo del hechizo que me dejas
cuando pones tu nariz frente a la mía
y no alcanzo -aunque me estire- el dulce de tus labios,

la distancia que hay en dos horas de caricias
-justo los centímetros que hay entre tus senos-,
los doce lunares de tu abdomen,
que los uso como puntos y seguido
y en algunas ocasiones,
como comas para recobrarme de la arritmia,

el interior de tu cuerpo donde he pasado maravillas
y que me hacen docto analista de radiografías,
los dolores de mi corazón que vive en tu pecho,
tus angustias que partimos y le untamos al pan
como si fuera mantequilla,

el olor a lluvia de tu sexo que me dura
en las papilas hasta la hora de la cena
de mañana
en donde gracias al recuerdo
de las gracias de tu cuerpo,
sobra el azúcar,


y la pizca saladita
que acentúa los sabores,

el color de los orgasmos compartidos,
esos que a la ahora de las compras
en el super se prolongan en sudores
en la frente y me hacen ser el loco
sospechoso de los guardias.

Me se perfecto tu cuerpo de memoria,
simpre apunto en papel con versos lo que siento,
-le tengo miedo a la epidemia de olvidos-,
y guardo bajo llave la cordura que me dejas
con tus mimos, esos que me atan
sin remedio a la cuerda de los locos.


Due®

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"Olor a lluvia de tu sexo"
¡wow! Que imagen tan excelsa, tan grata, tan tuya.
Asì eres tu, poesìa de 40º...
Que no se te quemen las letras mi Paco.

Kelly

Poesía para olvidar dijo...

Gracias Kelly, esperemos que no se me quemen, un abrazo.