viernes, 10 de julio de 2009

…y nada más


De pronto las cosas fueron las que arrebataron
toda vida, las que no dudaron al ver en medio
de la noche la oportunidad de ser protagonistas.
No hay explicación, cobraron vida;
la soga en el cuello se apretó despacio
asiéndose al verbo que pronto quedaría mudo,
la silla titubeante se mecías poseída por la excitación
y la ironía de tomar vida al ver de frente la cara de la muerte.
Los parpados se abren y se cierran como noche y día,
aún hay dudas; en ese parpadeo la luz le dice adelante,
la oscuridad como la vida no le dice nada.
La silla se balancea, no hay nota que denote
la razón de ningún acto,
sólo se canso de darse paso a paso y día a día
sintiendo absurdamente que era más lo que merecía
que aquello que le daban.

La trabe en el techo lo miró como carroña,
de igual manera que el déspota al que ha sufrido una caída,
falta poco.
El piso lo mira arriba de la silla aún con dudas,
sabe que a él le llegaran mas tarde los despojos,
no tiene prisa,
sabe que lo que ése cuerpo hace
es la única acción enteramente egoísta,
en ése acto ultimo de vida no hay ganancia,
ni chantaje… es su vida.
El silencio es roto por el grito de la trabe,
la garganta cruje; se afianza,
las vértebras truenan como rama seca, se rompen,
-estertores-, se escapa un último aliento,
los esfínteres traicionan,
la silla rueda.

El suelo espera, ya se cansará la soga.

Due ® 10julio09

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